¡Acusando a Dios de abandonar a sus hijos!
(Acusing God of Child Neglect!)
--------------------------------------------------------------------------------
Texto en Archivo + Índice de Sermones en Español + Capilla + Subscripciones + Copyright
--------------------------------------------------------------------------------
Por David Wilkerson
21 de junio de 1993
__________
Dios tiene una manera de tratar con sus hijos haciéndoles preguntas. Y pone estas
preguntas de tal manera que nuestros mismos pensamientos son descubiertos.
Por ejemplo:
Cuando Elías estaba escondido en la cueva, el Señor preguntó: “Elías, que estás
haciendo aquí?”
Cuando Pedro comenzó a caminar sobre las aguas hacia Cristo y dudó haciendo que
se hundiera en las olas, Jesús preguntó: “¿Por qué no creíste?”
Cuando Saulo, después llamado Pablo, estaba en camino a Damasco, Cristo le preguntó:
“¿Por qué me persigues?”
Estas preguntas eran penetrantes. Estaban diseñadas para hacer que las personas
pensaran, miraran profundo dentro de sus corazones. Y hoy, Dios todavía usa preguntas
para llegar al corazón de los asuntos de sus hijos.
A menudo el Señor me habla con una pregunta. De hecho, no hace mucho, compartía con
nuestra iglesia una pregunta que Dios había puesto en mí: “David, ¿es tu Dios un
ídolo?”
Me maravillé de lo que el Señor me estaba preguntando. Y tuve que buscar en mi
corazón profundamente para averiguar lo que el estaba buscando.
Pronto me di cuenta que la pregunta tenía que ver si me imaginaba al Señor como
vivo - que verdaderamente oía y respondía la oración - o como uno que ni ve ni
oye. ¿Era él para mí nada más que madera o piedra, como cualquier otro ídolo
muerto? ¿O verdaderamente confiaba en que él escucha y responde mis oraciones,
como un Padre vivo y atento?
En semanas recientes, mientras buscaba al Señor para este mensaje, otra pregunta
saltó en mi corazón. El Señor me preguntó esto:
“David, ¿me acusas de abandonar a mis hijos?”
¡Quedé pasmado por este pensamiento! Entonces el Espíritu susurró a mi alma: “Eres
mi hijo - y soy tu Padre. Pero ¿dudas de mí? ¿Me acusas en tu mente de abandonarte,
de no escuchar tus clamores sinceros?”
De nuevo tuve que buscar en mi corazón antes de responder. Y el Señor rápidamente trajo
un sin número de otras preguntas - ¡todas ellas tenían que ver con acusar a Dios de
negligencia!
Ahora, nosotros los cristianos raramente verbalizamos nuestras dudas e incredulidad.
Nunca le decimos a otros que el Señor nos ha abandonado - que se ha callado ante
nuestros clamores, que no ha escuchado nuestras oraciones, que no ha obrado a nuestro
favor.
Pero el hecho permanece - ¡Tenemos tales pensamientos! Estas preguntas y dudas existen
en lo profundo de nosotros. Son cosas que sentimos cuando Dios parece estar ausente de
nuestras vidas.
Creo que Dios me dio este mensaje porque el Espíritu quiere tratar con cada uno de
nosotros acerca de confiar en él completamente. Nuestra gloriosa adoración en la
iglesia, nuestra cordial alabanza, nuestro diario caminar cristiano - ¡todo es en vano
si pensamos un momento que Dios nos ha abandonado en cualquier área de nuestras vidas!
Déjame compartir contigo algunas preguntas que el Señor ha puesto en mí recientemente.
Si puedes establecer estas tres preguntas en tu alma, serás vivificado en tu fe y
confianza en el Señor:
-------------------------------------------------------------------------------
1. ¿Tiene Dios la respuesta a cada pregunta
y necesidad en mi vida?
--------------------------------------------------------------------------------
Cualquier creyente que desea complacer a Dios con su vida de oración debe establecer
esta pregunta: ¿Tiene Dios todo lo que necesito? O ¿Necesito ir a alguien más por la
respuesta?”
Esta parece ser una pregunta sencilla - una que incluso no debería ser hecha. Y la
mayoría de los cristianos inmediatamente responderían, “Sí, claro, creo que Dios tiene
todo lo que necesito.” Pero el simple hecho es que, ¡muchos no están completamente
convencidos!
Decimos que lo creemos. Cantamos himnos y predicamos sobre esto. Pero cuando las crisis
nos golpean Dios parece que no responde, ¡realmente no creemos que él tiene todo lo que
necesitamos!
Pablo dice: “Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). ¡El Señor tiene un depósito de abundancia con el
cual suplirá cada una de nuestras necesidades!
¿Por qué la mujer atribulada en la parábola de Jesús molestó al juez injusto, diciendo:
"¡Hazme justicia!"? Porque sabía que él tenía poder y autoridad para resolver su
problema. ¡No podía ir a nadie más!
¡Oh, si sólo tuviéramos tal conocimiento profundo de que sólo Dios conoce nuestras
necesidades! Nunca buscaríamos en vano otra fuente de provisión. El Señor es un Juez
santo y justo - y tiene toda sabiduría, poder y autoridad para resolver cualquier problema
que enfrentemos.
Dios pasó 40 años tratando de convencer a Israel de que a ellos no les faltaría nada -
que él sería su fuente y sustento constante: “Pues el Señor tu Dios te ha bendecido en
todo lo que has hecho; él ha conocido tu peregrinar a través de este inmenso desierto.
Por cuarenta años el Señor tu Dios ha estado contigo; nada te ha faltado”
(Deuteronomio 2:7).
Dios estaba diciendo: “No hay escasez, ninguna escasez conmigo. ¡Tengo todo lo que
necesitarás!”
“Porque el Señor tu Dios te trae a una buena tierra...a una tierra donde... nada te
faltará... Cuando hayas comido y te hayas saciado” (8:7-10).
Hoy, el Señor nos ha traído a nuestra Tierra Prometida - ¡Cristo! Jesús es para nosotros
un lugar de refugio donde nunca hay escasez. Él representa la plenitud de la Deidad
físicamente.
Ahora, si no crees esto, entonces estás diciendo que el Antiguo Pacto proveyó algo mejor
de lo que ahora tenemos en Cristo. Estás diciendo que bajo la Ley el pueblo tenía
abundancia y plenitud - ¡pero que en Cristo tenemos menos!
Además, los creyentes del Antiguo Pacto tenían la Shekinah de la gloria del Señor. Pero
Dios dice que él ha provisto algo aún mejor para nosotros - y es la presencia de Jesús
mismo. ¡Él está presente constantemente en nosotros!
La Biblia dice del tiempo de Moisés: “Por cuarenta años proveíste para ellos en el
desierto y nada les faltó, sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies... y se
deleitaron en gran bondad.” (Nehemías 9:21,25).
Te pegunto: ¿te deleitas en la bondad del Señor? O ¿murmuras dentro de tu corazón:
“Dios no ha sido bueno para mí? Mis oraciones no están siendo contestadas. Tantas
cosas han quedado como suspendidas...”
Amado santo, si Dios pudo tomar 3 millones de judíos a través del desierto, ¿piensas
que no puede cuidar de ti? ¿O piensas que es más fiel en la Ley que en la gracia? ¿Te
maravillas de la forma que cuidó a Israel, y te miras a ti mismo y dices: “¡Pobre de
mí!”? ¡Eso es acusar a Dios de abandonar a su hijo!
Israel nunca estuvo convencido de que tendrían todo su sustento si confiaban en Dios
completamente. Estos no eran un pueblo santo. Eran insolentes, desobedientes, idólatras.
Moisés les dijo: “¡Desde que les conozco, han estado empeñados en caer!”
Pero cuando clamaban, ¡Dios venía y respondía a su clamor! ¡Tuvo misericordia de ellos!
Te pregunto: ¿No escuchará más el clamor de aquellos que han dejado la idolatría y le
aman apasionadamente?
Tienes que estar convencido - ¡tu respuesta está en el! No esta en algo que tú puedas
hacer, o algún amigo o algún grupo de apoyo. ¡Está más allá de todas las cosas que
conoces sobre esta tierra! La Escritura dice que debemos tener “puestos lo ojos en Jesús,
el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2).
Si no crees eso - si no estás convencido que el Señor tiene todo lo que necesitas -
¡entonces le culpas de ser un Padre incapaz! Estás diciendo que él no tiene derecho
de criar a un hijo. ¡Le acusas de tener todo poder y autoridad para proveerte - y
esconderlo todo de ti!
No importa cuál sea tu problema, no importa el laberinto que pueda estar confundiéndote -
si tú simplemente esperas en Jesús humildemente, él hablará. Te dará sabiduría y
suficiente conocimiento para tu prueba. Él ya ha hecho un camino para aquellos que
confían en él completamente y ¡lo hará para ti!
--------------------------------------------------------------------------------
2. ¿Mi Padre puede ver por lo que estoy
pasando--y le importa?
--------------------------------------------------------------------------------
Esta es otra simple pregunta - pero creo que no es respondida honestamente por la
mayoría de los cristianos.
Dios está preguntando: “¿Verdaderamente crees que veo exactamente lo que estás
soportando ahora mismo?” Quizás mientras lees este mensaje, estás pasando por algo
que pide que él actúe a tu favor. La naturaleza misma de tu problema demanda una
respuesta.
Amado - ¿Crees que Dios controla cada movimiento, como hace un padre con su hijo
pequeño? ¿Sabes en tu corazón que él interpreta cada pensamiento que viene a tu
mente? ¿Crees que él trabaja - embotellando cada lágrima, oyendo cada suspiro,
cubriéndote con sus alas como un Padre amante y cuidadoso?
¡Ésta es exactamente la forma como la Biblia lo describe!
“Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor...
Claman los justos, y el señor oye, y los libra de todas sus angustias.”
(Salmo 34:16,17).
“Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos
cuyo corazón es completamente suyo.” (2 Crónicas 16:9).
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
(1 Pedro 5:7).
¿Crees que Dios está absolutamente consciente de cada pensamiento, pesar, dolor,
prueba, carga financiera, problema familiar - y que quiere verte sobrepasar todo
esto?
El salmista nos dice: “Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece
el Señor de los que le temen.” (Salmo 103:13).
La palabra hebrea “compadecer” aquí significa “mimar, acurrucar, amar, ser compasivo.”
¡La Escritura dice que el Señor toma en sus brazos a aquellos que le temen!
Dios pone sus brazos alrededor tuyo, acaricia tus mejillas, él te atrae hacia su
pecho. Él dice: “Conozco tus pensamientos, tus preocupaciones, cada batalla que
enfrentas. ¡Y te cuido!
David dijo: “Oh Señor, tú me has... conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y
conoces bien todos mis caminos. Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí,
oh Señor, tú ya la sabes toda. Por detrás y por delante me has cercado... ¡Cuán
preciosos también son para mí, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma
de ellos! Si los contara, serían más que la arena; al despertar aún estoy contigo.”
(Salmo 139:1-5, 17-18).
David está diciendo: “Dios conoce todo sobre mí. Ve cada movimiento, incluso mis
pensamientos. Dondequiera que voy, ¡allí está él!
Piensa en esto. No importa lo que estás pasando, no importa cómo te sientes, ¡el
Señor lo ve todo! Él siente los mismos sentimientos de tus enfermedades. Él conoce
cada movimiento que haces - todo lo que dices y haces.
Y aún, todo el tiempo; ¡Él tiene pensamientos preciosos sobre ti! Él dice: “Mis
pensamientos de ti son tan poderosos y tantos, ¡son más que la arena del mar!”
Muchos cristianos van por la vida pensando que Dios está enojado con ellos. Piensan
que nunca pueden complacerlo. ¡Cuán equivocados están! David no era un hombre
perfecto, pero podía decir: “¡Cuán preciosos son tus pensamientos hacia mi, Oh
Dios!”
Amado santo, Dios no está molesto contigo en este momento. No - él está pensando
cosas preciosas, cariñosas, amorosas acerca de ti. Conoce la forma cómo te sientes -
¡y se preocupa!
Está diciendo: “Sí, estás pasando por una gran prueba - estás siendo tentado y
sacudido- ¡Pero eres mi hijo y nunca permitiré al enemigo que te tienda una trampa.
¡Voy a salvarte!”
Ahora, hay una tercera pregunta que tienes que responder:
--------------------------------------------------------------------------------
3. ¿Esta Dios dispuesto a salir en mi ayuda?
--------------------------------------------------------------------------------
¿Crees que Dios desea ir rápidamente hacia ti para resolver tu problema?
Aquí es donde muchos cristianos fallan. Saben que Dios tiene todo lo que
necesitan - admiten que él se preocupa. Pero no están convencidos de que él
está deseoso de ir rápidamente a ayudarles.
Cuando Dios no responde a su clamor enseguida, imaginan estorbos y obstáculos
internos. Piensan en todo tipo de razones por qué el Señor no debe estar deseando
venir en su ayuda.
No - ¡Eso es acusar a Dios de descuidar a su hijo!
En el Monte Carmelo, Elías acusó al dios pagano Baal de descuidar sus hijos:
“Entonces... invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía,
diciendo: Oh Baal, respóndenos. Pero no hubo voz ni nadie respondió...”
“Y sucedió que ya al mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía: Clamad en
voz alta, pues es un dios; tal vez estará meditando o se habrá desviado, o
estará de viaje, quizá esté dormido y habrá que despertarlo.”
Y gritaban a grandes voces y se sajaban, según su costumbre... hasta que la
sangre chorreaba sobre ellos...pero no hubo voz, ni nadie respondió ni nadie
hizo caso.” (1 Reyes 18:26-29)
Escucha estas palabras de nuevo: “No hubo voz... ni nadie respondió... ni nadie
hizo caso...”
¡Esto es exactamente como acusamos a Dios de descuidar a sus hijos! Oramos,
clamamos a Dios - ¡pero seguimos nuestro camino creyendo que no nos escucha!
Nos alejamos de la presencia de Dios - lejos de la iglesia, lejos de nuestra
recámara secreta - ¡preguntando si alguna vez nos ha prestado atención!
¡No! El Señor está siempre listo para escuchar y responder nuestro clamor por
ayuda. Me gusta lo que dijo David de él:
“Pues tú, Señor, eres bueno y perdonador, abundante en misericordia para con
todos los que te invocan... En el día de la angustia te invocaré, porque tú
me responderás.” (Salmo 86:5,7).
David dijo: “¡Mi Dios está listo y deseoso por responderme en todo momento
que le clamo! No me detengo y contemplo mis problemas. No me aflijo por él o
trato de resolverlo. Voy a mi Señor y clamo, ‘¡Ayuda!”
Eso es todo por lo que Dios está esperando - tu clamor acongojado, ¡proferido
con la fe de un niño!
“Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del
mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese
hombre, que recibirá cosa alguna del Señor.” (Santiago 1:6-7).
La Biblia dice que bajo la esclavitud en Egipto: “Israel gemía a causa de la
servidumbre, y clamaron; y su clamor... subió a Dios... Oyó Dios su gemido, y
se acordó... Y miró Dios a los hijos de Israel, y Dios los tuvo en cuenta.”
(Éxodo 2:23-25).
Dios no respondió a Israel porque eran dignos. Por el contrario, el Señor tenía
mucho que enseñarles. No - les escuchó porque clamaron seriamente - ¡y él los
tuvo en cuenta y oyó su clamor!
Justo antes que Moisés muriera, le recordó al pueblo la fidelidad de Dios al
acudir a su clamor:
"Y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura
servidumbre. Entonces clamamos al Señor, el Dios de nuestros padres, y el Señor
oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión;
“y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror,
con señales y milagros” (Deuteronomio 26:6-8).
Los israelitas, tan idólatras como eran, simplemente clamaron al Señor. Y Dios
está diciendo a sus hijos amados hoy: "Pueden llamarme, pueden clamar a mí - y
yo oiré!"
¿Estás afligido? ¿Atado? ¿Preocupado? ¿Necesitando liberación? ¡Clama fuerte -
con fe! ¡Dios está listo para liberarte con maravillas por su brazo poderoso!
Puedes resumir la historia de Israel en estos pocos versículos:
“Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del Señor, y olvidaron al
Señor su Dios... [pero] cuando los hijos de Israel clamaron al Señor, el Señor
levantó un libertador...” (Jueces 3:7,9).
El pueblo de Dios repetidamente se olvidó de él. ¡Pero cuando clamaron él vino!
De hecho, Samuel reprendió a Israel recordándole cómo sus padres habían clamado
al Señor:
“Y clamaron al Señor, y dijeron: Hemos pecado porque hemos dejado al Señor...
pero ahora, líbranos de la mano de nuestros enemigos... Entonces el Señor envió
a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y os libró de la mano de vuestros enemigos
en derredor, de manera que habitasteis con seguridad.” (1 Samuel 12:10,11).
¡Dios siempre envió la liberación! Sin importar cuán mal el pueblo había pecado
contra el Señor, sin importar cuán terriblemente le abandonaron - en el mismo
momento que clamaron a él, ¡Dios fue a obrar para salvarles y librarlos!
Amado santo, ¿crees que Dios se ha vuelto sordo a tus lamentos? ¿Crees que él
estaba deseando oír el lamento de un terco, obstinado Israel que casi nunca confió
totalmente en él - y que él no oirá el lamento sincero de un hijo creyente, bañado
en la sangre?
¡Nunca! No importa lo que estés enfrentando, ¡Él no permitirá que Satanás te venza!
Él ha puesto una pared de fuego alrededor de ti. ¡Él está listo para salir en tu
ayuda en un momento!
--------------------------------------------------------------------------------
David clamó al Señor a menudo - ¡y fue librado
de todos sus problemas y toda trampa del enemigo!
--------------------------------------------------------------------------------
David nos dice por qué Dios le contestó: "Me sacó a un lugar espacioso; me rescató,
porque se complació en mí." (Salmo 18:19).
“Complació” aquí significa “tomar placer o alegría.” David estaba diciendo, "traigo
placer a Dios. ¡Me liberó simplemente porque toma placer en mí!"
Sí - y, amado, ¡Él toma placer en ti y en mí también!
Mira, los que confían en el Señor son como su Sión santo, su remanente santo. Remanente
significa, simplemente “aquéllos que claman al Señor de corazón puro”, son aquellos
que han sido llamados de un cristianismo flojo y están totalmente consagrados a Jesús.
A los escogidos de Sión, Dios dice:
“Serás también corona de hermosura en la mano del Señor, y diadema real en la palma
de tu Dios. Nunca más se dirá de ti: Abandonada, ni de tu tierra se dirá jamás:
Desolada; sino que se te llamará: Mi deleite está en ella, y a tu tierra:
Desposada; porque en ti se deleita el Señor, y tu tierra será desposada.”
(Isaías 62:3-4).
¿Por qué Dios viene a mi rescate, deseando liberarme? ¡Es porque él se deleita en
mí! Soy un placer para él. ¡Él disfruta mi amistad!
Un joven precioso me dijo: "Nunca he estado convencido que he sido aceptado de
verdad por el Señor. Rara vez me siento lo suficientemente bien con Dios - apenas
siento que doy la medida. Sigo intentando aplacarlo haciendo algo bueno por otros.
¡Tantos cristianos se sienten de esta manera! Durante años he conocido a mucho
pueblo pentecostal que nunca tuvo seguridad en el Señor. Se sentían indignos, sucios,
no amados. Nunca creyeron que eran un deleite para el corazón de Dios.
Así que siempre estaban intentando hacer algo en sus vidas para agradarle. Si
fallaban en un área, hacían tres cosas en otra área para tratar de hacer feliz
a Dios.
Amado, ¡esto nunca puede ser! Cuando vienes a Jesús, no puedes hacer nada para él.
No - Él lo hace todo para ti. ¡Eso es lo que él es! Él dice: "Os compensaré por
los años que ha comido la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran
ejército, que envié contra vosotros.” (Joel 2:25).
No importa cuál ha sido tu fracaso o limitación - ¡Dios hace todo por ti!
--------------------------------------------------------------------------------
¡Los hijos de Dios están tatuados
en la misma palma de su mano!
--------------------------------------------------------------------------------
Esta es una de mis Escrituras favoritas:
“Gritad de júbilo, cielos, y regocíjate, tierra. Prorrumpid, montes, en gritos
de alegría, porque el Señor ha consolado a su pueblo, y de sus afligidos tendrá
compasión. Pero Sión dijo: El Señor me ha abandonado, el Señor se ha olvidado
de mí.
¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus
entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré. He aquí, en las palmas
de mis manos, te he grabado; tus muros están constantemente delante de mí.
(Isaías 49:13-16).
¡Dios dice que estoy grabado en cada palma de su mano! La palabra hebrea para
“grabado” significa “tatuado” - eso es, indeleble, imborrable. ¡Él no puede
estirar su mano sin recordarme!
Amado santo, quiero asegurarte: Puedes pasar a través de pruebas y sufrimientos.
Puedes estar lejos de lo que deseas ser en el Señor. Pero puedes saber una cosa
más que nada: ¡Eres un deleite para él!
Te escribo ahora con confianza y conocimiento en mi corazón que, aunque no he
llegado, él me ha hecho una parte de su remanente. Creo con todo mi corazón que
soy una corona real, una diadema en su mano, un deleite para su alma. ¡Él no
está molesto conmigo - Él se deleita en mí!
Escucha esta maravillosa promesa:
“Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción;
has conocido las angustias de mi alma, y no me has entregado en manos del enemigo;
tú has puesto mis pies en lugar espacioso...
¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado
para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres!”
(Salmo 31:7-8,19).
¿Puedes decir que eres un hijo olvidado? ¡Nunca!
Dios te ha dado todo lo que necesitas para ser libre y victorioso. Él ve tu
condición - y se preocupa. Él te acurruca cuando le llamas. Y está listo para
salir en tu ayuda en el momento que le llamas.
Regocíjate en el Señor - ¡porque eres un deleite para su alma! ¡Aleluya!
-Obteniendo La Plenitud De La Bendición De Cristo - 3 de Febrero del 2003
Creyendo el Amor de Dios - 3 de Enero del 2003
La Oración de Incredulidad - 23 de Diciembre del 2002
El Poder Sanador de la Alegría - 11 de Noviembre del 2002
El Toque de Dios, El Hombre Poseído por Dios - 17 de Junio del 2002
¿Has visto al Padre? - 12 de Enero del 1997
¡Distracciones en el Lugar Santo! - 30 de Octubre del 1995
Dios No Te Abandonará - 9 de Octubre del 1995
¡La Reina en Oro! La Novia de Cristo - 13 de Mayo del 1995
¡Cómo ir a Dios! - 30 de Enero del 1995
La Lluvia Tardía, Cuando llega el verdadero avivamiento - 9 de Enero del 1995